domingo, 7 de agosto de 2011

- El hámster y los niños - (... final)

Por lo tanto, nosotros los hámsters, no presentamos demasiados requisitos para cuidarnos. No somos animales exigentes, muy al contrario, podemos convivir perfectamente con los niños y adultos en la misma casa, e incluso mostraremos nuestra alegría cuando la casa esté llena. Nos gusta estar acompañados, pero como ya hemos dicho, necesitamos que nuestro espacio sea respetado.

   También hay que vigilar que no estemos en corrientes de aire, ya que son tremendamente perjudiciales para nuestra salud. Los niños, por lo tanto, deberán aprender a no abrir ventanas o puertas que puedan establecer frecuentes corrientes de aire, pues podríamos resfriarnos y tener graves problemas físicos.

   Habrá que enseñar también al niño a no cometer "locuras" con nosotros; como por ejemplo, a no dejar a su mascota suelto por el balcón, ya que correría el peligro de caerse, o bien a no acercarle a estufas o radiadores, así como tampoco a ventiladores, etc. ... Es sabido que en cualquier casa hay numerosos peligros para todos, ya sea para los niños, nosotros los animales o incluso para los adultos, aunque estos últimos son los que se deben encargar de enseñar cuáles son estos peligros y cómo evitarlos.

   La estancia de la casa que ofrece más peligros es la cocina, por la gran cantidad de utensilios y aparatos que hay. Los niños deben aprender que ciertas cosas no se deben tocar, y en relación a nosotros, los hámsters, deben tener muy en cuenta que para nosotros, que somos pequeños e inofensivos hay ciertos peligros domésticos que podrían ocasionarnos graves daños.

   En un principio pues, el niño que desee jugar con su hamstercillo, deberá ser vigilado de cerca, y si éste pretende hacer alguna travesura, advertirle que no se debe hacer, pues de esta forma el niño aprenderá que es lo que se puede o no se puede hacer. Como es natural, ello implica paciencia, pero también se acaba obteniendo una satisfacción cuando se observa la relación del niño con su mascota.

   Lo más probable es que el niño acabe hablándole a su hámster y revelándole sus pequeños secretos, como si éste fuera su cómplice más fiel. El hamstercillo, le manifestará su cariño, acercándose a él para ser acariciado y demostrándole con insistencia y afecto y compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario